lunes, 16 de marzo de 2015

RETRATO DE VICENZO ANASAGASTI EL GRECO

RETRATO DE VICENZO ANASAGASTI 1575-1576

Retrato de Vicenzo Anasagasti
óleo sobre lienzo 188 x 126 c,
Colección Frick, Nueva York




Noble militar nacido en Perugia, en 1563,  Vicenzo Anasagasti había ingresado en la Orden de Malta de la que era Caballero. Su trayectoria parece vivir un momento culminante cuando en 1575 era nombrado 
" sargente maggiore " del castillo de Sant´Angelo en Roma. Posiblemente , el retrato de El Greco conmemora este título ya que todo lo que muestra el lienzo parece supeditarse al ilustre nombramiento.


Para empezar, lo concibe siguiendo las reglas del retrato de aparato, esto es, de cuerpo entero, fondo neutro y rodeado de unos mínimos objetos parlantes. La desnudez de la habitación en la que se intuye una ventana y vestida sólo con un cortinaje , nos sitúan en un emplazamiento defensivo, quizás una habitación para la guardia . También la posición del personaje señala sus cualidades no sólo físicas , sino también morales . Firmemente apoyado, abre su pies en compás
`posición refinada donde las haya al igual que la mano sobre la cadera. Baltasar de Castiglione recomendaba al buen cortesano este gesto como el summun de una elegancia indolente . Pero en Vicenzo Anasagasti no hay nada de indolencia ; antes al contrario, todo en él es impositivo . La mirada directa y sostenida , la coraza militar, la espada hablan de sus virtudes , de fortaleza, de coraje , de la capacidad de sufrimiento . Son valores que convierten este cuadro en un verdadero retrato moral.

Al contemplarlo es inevitable recordar el retrato que Velázquez hace del bufón D. Juan de Austria . En ambos, el casco caído parece recordar pasadas hazañas , algunas verdaderas como en este caso. Otras sólo imaginadas por la locura de que se creía el héroe de Lepanto En ambos supuestos, hazañas ennoblecidas por la mirada del pintor


Velázquez : El bufón Don Juan de Austria ; detalle de lar armas 
h-1632-1634
óleo sobre lienzo 210 x 124, 5 cm
Museo del Prado, Madrid


Mercedes Tamara
16-03-2015


Bibliografía : El Greco, Edit Biblioteca El Mundo 

domingo, 8 de marzo de 2015

DOÑA ISABEL DE PORCEL FRANCISCO DE GOYA

DOÑA ISABEL DE PORCEL 1804-1805

Doña Isabel de Porcel
óleo sobre lienzo 84 x 54 x 6 cm
Londres, The National Gallery





El Retrato de Isabel Porcel es un cuadro de Francisco de Goya pintado hacia 1805. Se trata de un retrato de Isabel Lobo Velasco de Porcel, nacida en Ronda hacia 1780 y esposa en segundas nupcias de Antonio Porcel (un liberal a quien retrató también en 1806, cuadro perdido en la actualidad a causa de un incendio), casi veinticinco años mayor que ella a quien conoció en Madrid a los veinte años de edad. Porcel era amigo de Jovellanos, quien le pondría en contacto con Goya, que residía muy cerca del matrimonio.

El óleo muestra una mujer joven retratada de medio cuerpo y vestida con camisa blanca y mantilla negra, es decir, a la moda española. A pesar de su indumentaria de «maja», la riqueza de las telas y el porte de la muchacha le otorga una elegancia aristocrática. Hay que añadir que en determinadas épocas la moda entre las clases pudientes españolas era imitación de los atuendos populares.




 Isabel de Porcel era la esposa de Antonio Porcel , oficial de la Secretaria del Estado , y una mujer de la burguesía , a las que Goya retrató con rebuscada elegancia y gestos contenidos . La identidad de este retrato con el de doña Isabel de Porcel, expuesto en la Academia, se debe sólo a una inscripción en el reverso del lienzo , junto a lo que se ha querido ver como la firma del pintor .




Destaca el gesto decidido de sus brazos, uno de ellos en jarras, y la seguridad de su gesto. Tiene el cabello y ojos castaños claros, la piel muy blanca y está colocada de medio perfil con el cuerpo girado hacia su izquierda, mientras que la cabeza compensa con un giro hacia la derecha el leve escorzo de la figura. De este modo, consigue dar verismo y profundidad al retrato sin necesidad de incluir objeto alguno, arquitectura, ni paisaje que la enmarque. Una de las rarezas del cuadro es que la mirada de la joven se dirige hacia la izquierda del espectador y no a este, como sucede en la mayoría de sus retratos femeninos.


La modelo lleva un vestido negro , a modo de basquilla, sobre un cuerpo de color rosa violáceo, sin dibujo floral alguno . La mantilla se pega a los brazos de la joven sin sugerir la ligereza propia de esta fina prenda de encaje . La mantilla prendida en el pelo , se echaba hacía atrás , adornando la cabeza de una modo vaporoso dejando al descubierto el cabello de color entre castaño y rojizo con un flequillo que deja al descubierto parte de su tersa  frente Doña Isabel de Porcel gira la cabeza hacía la izquierda dejando ver su bello rostro de una tez blanca y con las mejillas coloreadas 

La forma peculiar del vestido parece ser que no se ajustaba a la moda de 1805, como se han podido ver en otros retratos de otros artistas . El pañuelo que cubre el escote , que solía ser de fina gasa, aquí se hace pesado y opaco , con un grosor impropio de esa materia en la parte de cuello. También se advierte ciertas curiosas imprecisiones en la definición de la manga : la forma en pico de su terminación , sobre el dorso de la mano , ya que está hecha como un parche , a la altura de la muñeca , y no como la terminación natural , de la misma tela de la manga .

La radiografía del retrato ha mostrado que sobre el retrato de Doña Isabel de Porcel subyace el retrato de un hombre . Parece ser que Goya pinto directamente y sin reimprimación sobre la cara del personaje primero ; aunque entre ambos retratos no se ha hallado suciedad ni barniz , lo que sugiere que la realización del retrato que vemos se inmediatamente después del primero . Si nos fijamos bien en la cara de la protagonista en el lado derecho y junto a los rizos que caen sobre las mejillas aparece una ceja negra del hombre del retrato anterior .


Mercedes Tamara ( autora )
8-03-2015




Bibliografia : Wikipedia 

miércoles, 4 de marzo de 2015

EL SEGOVIANTO IGNACIO ZULOAGA

EL SEGOVIANTO 1912

El segovianito
óleo sobre lienzo 200 x 168,5 cm
Colección privada




Ignacio Zuloaga (Eibar, 1870 – Madrid, 1945) procede de una familia de cuatro generaciones de artistas que ocuparon cargos distinguidos en la corte de los Borbones por sus conocimientos de armería y ornamentación. Muy joven decide dedicarse a la pintura y estudia a los maestros del Museo del Prado. Se desplaza a Roma con el mismo fin y recala en París en 1890, donde se casará nueve años más tarde con la bordelesa Valentine Dethomas. Frecuenta a artistas catalanes, Rusiñol, Casas, Utrillo; vascos, Uranga y los tenidos como tales Paco Durrio y Darío Regoyos; franceses, Morice, Dethomas, Degas, Gauguin y Toulouse-Lautrec.

Decide volver a España a trabajar y, en concreto, pasará en Sevilla largas temporadas desde 1893 hasta 1898. Se instala en un corralillo de la casa de la Feria donde únicamente viven familias gitanas. Confraterniza, entra en lo íntimo hasta tal grado que le piden apadrine hijos de vecinos. De ese mundo tan influyente, hermosas mujeres, zambras, guitarras, le cala el lenguaje que practicará de por vida, y su afición a los toros. Una alegre vida bohemia, más atractiva que la de París. Por mor de las tertulias taurinas, del trato con gentes de la lidia, la sangre juvenil le hierve e intenta entrar como protagonista en ese mundo febril de los toros

Este retrato de cuerpo entero y medida natural tiene un frescor en la pose, las formas y las combinaciones del color característico de los carteles de las corridas de toros. Zuloaga pintó este cuadro al final de una época en la que insignes pintores , concretamente Toulousse-Lautrec en Francia y Ramón Casas en España habían creado magníficos carteles . Zuloaga, que en el año 1889 se encontraba en París , tuvo la ocasión de ver esos carteles en los quioscos de la ciudad . Además de las yuxtaposiciones cromáticas muy estridentes y el modelado que utiliza en El Segovianito , Zuloaga pone de manifiesto que conocía perfectamente su entorno artístico .

Zuloaga fue un retratista muy apreciado dentro de la alta sociedad . La obra que contemplamos posee una linea incisiva y una imagen contundente característica de su estilo que le confieren una originalidad que hace que sus retratos sean fácilmente reconocibles por el espectador . Además se da la circunstancia que el artista se había dedicado de muy joven al arte del toreo , pero que tuvo que abandonar por la presión que ejercía su madre para que abandonara esa actividad.

Mercedes Tamara ( autora )
4-03-2015

Bibliografía : Taurología , la afición taurina de Ignacio Zuloaga