lunes, 25 de marzo de 2013

BRINDIS DE LA ESPADA EN SEVILLA MARIANO FORTUNY

BRINDIS DE LA ESPADA EN SEVILLA 1868

Brindis de la espada en Sevilla
óleo sobre lienzo 100 x 67 cm
Edimburgo. National Gallery of Scotland
 



Entre los años 1867 y 1868 Fortuny se sintió atraído por los temas taurinos, quizá porque así podía trasladarse al mundo pasado que recreaba en sus cuadros de casacón. En enero de 1868 está documentada una breve estancia en la ciudad de Sevilla con su cuñado Raimundo de Madrazo. Acompañado de éste, el catalán pudor asistir a alguna corrida en la plaza de toros de la capital hispalense, la Maestranza. Esta obra es una de las pocas en las que, gracias a la arquitectura, se puede identificar en qué plaza se encuentra el pintor. Aunque no está fechada, por su factura y cualidades pictóricas se piensa que podría ser de los últimos años de la década de los sesenta, coincidiendo con dicho viaje a Andalucía. El pintor conservó consigo esta pintura, en su taller de Roma, y participó en su venta en 1875; fue adquirida por la Casa Goupil por más de 6.000 francos, después fue comprada por un coleccionista escocés y pasó a formar parte del Museo Nacional de Escocia. 

El público es representado mediante minúsculas pinceladas, de manera que hoy en día el cuadro podría ser descrito como impresionista. Fortuny, una vez más, no mostró un aspecto dramático de la fiesta sino que se centró en su parte más amable. La ausencia del animal permite al espectador fijar su mirada solamente en el torero, cuyo vestuario es una maravilla cromática. Es interesante también el papel que el pintor concedió a la arquitectura en comparación con otras obras del mismo género, en las que ésta es absolutamente secundaria. 

Por lo que se refiere a la técnica, cabe destacar el contraste entre la pincelada rápida y empastada de la masa del público con la calidad del dibujo utilizado en las precisas líneas de las arquerías, captando el detalle de la construcción arquitectónica. Utilizó tonalidades oscuras que contrastan con el rojo y el sepia, y empleó una factura fluida.


Mercedes Tamara
25 -marzo-2013


Bibliografía : Mariano Fortuny, Edic Museo Nacional de Cataluña

domingo, 17 de marzo de 2013

MARIA ANTONIETA ELISABETH VIGÉE-LEBRUN

MARIA ANTONIETA 1788
Maria Antonieta
óleo sobre lienzo 271x 195 cm
Palacio de Versalles, Versalles




Este es uno de los más de veinticinco retratos que Elisabeth Vigée-Lebrun ( 1755-1842 ) pintó de María Antonieta, reina de Francia. En 1779 la artista  recibió el encargo de pintarla y, a raíz de ello se hicieron buenas amigas. Vigée-Lebrun retrató a la soberana en distintas posturas y con numerosos vestidos , la mayoría de los cuales se exponen hoy en el palacio de Versalles.


En un mundo artístico de manifiesta preeminencia masculina, la poderosa  mecenas de Vigée-Lebrun dio libertad creativa a su protegida. A pesar de los manidos accesorios de la columna de mármol y los pesados ropajes , María  Antonieta se expone al espectador en una postura muy favorecedora: todo lo relajada que le podían permitir esos tiempos encorsetados y mojigatos en los que se destruía una reputación basándose en la burla más intrascendente


Vigée -Lebrun escribió en sus memorias , a los ochenta años : " Durante la primera sesión que tuve con su Majestad, me tomé la libertad de decir a la reina que el porte de su cabeza añadía una mayor nobleza a su figura y ella en tono de burla, me respondió: " Si no fuera reina, más bien dirían que mi porte es insolente. ¿ verdad ?. Al término de la obra, la soberbia cabeza de la reina no seguía encima de sus hombros durante mucho tiempo , pues fue guillotinada en 1793.


En las postrimerias de la Revolución francesa, Vigée-Lebrun huyó de Francia y pasó una temporada en Italia, Austria y Rusia donde continuó viviendo y trabajando en círculos aristocráticos , Lebrun se convirtió en una de las retratistas más afamadas  de su época y destacó en retratos de madres e hijos.


Mercedes Tamara 
17-marzo-2013

Bibliografía ; 1001 Pinturas que hay que ver antes de morirse, Edic Grijalbo

sábado, 16 de marzo de 2013

BONJOUR MONSIEUR COUBERT , GUSTAVE COUBERT


BONJOUR MONSIEUR COUBERT1854

Bonjour , monsieur Coubert
óleo sobre lienzo 129x149 cm
Musée Fabre Montpellier


Gustave Courbet (1819-1877) nació en Ornans (Doubs), en el Franco Condado, hijo de un rico hacendado. Fue Courbet hombre de temperamento exuberante y de ideas avanzadas, y con una decidida vocación por la pintura. Su padre hubiera querido hacer de él, primero un polytechnicien, luego un abogado (y con esta intención le envió a París); pero tuvo que resignarse a que su hijo se dedicara a la pintura, sin lograr, empero, que en la Escuela de Bellas Artes entrara en los estudios de los profesores entonces más reputados entre la burguesía francesa. En gran parte, pues, fue un autodidacto, que aprendió con Rembrandt, F. Hals, Van Dyck y Velázquez, a los que estudió (y a veces copió) en el Museo del Louvre. 

En 1846, con su amigo, el crítico Champfleury, y con otro gran amigo suyo, Max Bouchon, después "de haber discutido los errores de los románticos y de los clasicistas "-son sus propias palabras- decidió "alzar el pendón" de una nueva escuela, para la que se encontró el nombre de Arte Realista.

Al Salón de 1847 presentó su autorretrato titulado L'homme á la pipe, que fue rechazado; después viajó por Holanda, y aunque intervino en la Revolución de 1848, se abstuvo de tomar parte en los hechos sangrientos acontecidos durante el mes de junio de aquel año. 

En su estudio de la Rué de Hautefeuille se reúne ya por aquel entonces con sus amigos; éstos son, además de los citados, un pintor hoy injustamente olvidado, Frangois Bonvin, Baudelaire, Murger, el de la Bohéme, y el soñador teórico de la Revolución Social, Fierre-Joseph Proudhon. 

El Salón de 1849 -en una época plenamente revolucionaría- ofreció la gran ocasión a Courbet, porque se decidió que el jurado de admisión lo constituirían los propios artistas. A él envió cuadros de importancia; pero la tempestad estalló en torno a su nombre y sus obras en el Salón del año siguiente.

Envió pinturas tan importantes como su retrato de Berlioz (que el retratado se había negado a admitir), los Canteros (lienzo hoy destruido, antes en el Museo de Dresde) y el enorme lienzo Entierro en Ornans (ahora en el Musée d'Orsay). Estas dos últimas pinturas escandalizaron a la crítica y al público por sus asuntos, que se juzgaron inadmisibles. 

Mientras tanto, el clima político había cambiado; en diciembre de 1851 Luis Napoleón daba su coup d'Etat y se proclamaba emperador con el nombre de Napoleón III. Hubo una extremada censura de prensa y se practicaron detenciones en masa; el grupo de amigos de Courbet se dispersó y él se marchó a Ornans con su familia. 

Al Salón de 1853 envió, con otros dos lienzos, su cuadro Les Baigneuses. Representa a dos mujeres cerca de una charca; una de ellas, de carnes, por demás, opulentas, aparece casi completamente desnuda y vista de espalda. 

El cuadro despertó la indignación, no sólo del mismo emperador, sino de Merimée y de Delacroix, que escribieron en términos muy ásperos sobre esta pintura. Pero un amateur de Montpellier, Alfred Bruyas, la compró. El artista pasó en casa de éste los meses del otoño de 1854 y en esta ocasión pintó varias obras, todas las cuales se hallan en el Museo Fabre, de Montpellier, con el antedicho lienzo escandaloso; la más importante es la titulada El Encuentro, y también Bonjour, Monsieur Courbet! 

En el cuadro se ve a Bruyas y a su criado, que han salido al camino para recibir al pintor; éste viste como un excursionista y empuña un grueso y alto bastón, y en la espalda (a modo de mochila) lleva su caja de pinturas, e inclina hacia atrás la cabeza, levantando su aguda y famosa barba ossyrienne. A lo lejos, en una curva, puede aún verse la diligencia en que ha llegado, y que prosigue su camino.

Mercedes Tamara 
16 -marzo-2013



Bibliografía : Gustave Coubert, Edic Taschen

viernes, 15 de marzo de 2013

SATURNO DEVORANDO A UNO DE SUS HIJOS FRANCISCO DE GOYA

Saturno devorando a uno de sus hijos
mural traspasado a tela 146x 83 cm
Museo del Prado, Madrid





En 1819, Francisco de Goya y Lucientes ( 1746-1823 ) adquirió en Madrid la Quinta del Sordo. El nombre de la finca siguió siendo adecuado para el nuevo inquilino, porque  Goya, como el anterior dueño, había perdido la audición. El artista pintó directamente  en la parede de revoque de la quinta una serie de imágenes psicológicamente perturbadoras; las pinturas negras ( 1818-1823 ) .


Las obras no estaban destinadas al público en general , y hubo de transcurrir mucho tiempo antes de que fueran trasladadas del muro a una tela para ser depositadas en el Prado. El aterrador Saturno devorando a uno de sus hijos ilustra el mito del dios romano que, temiendo que sus hijos lo derrocaran decidió comérselos. A partir del mito, el cuadro podría tratar de la cólera de Dios , del conflicto entre la edad madura y la juventud o de Saturno como encarnación del tiempo que todo lo devora.

Goya había cumplido setenta años y había sobrevivido a dos enfermedades, de modo  que quizás le angustiara su propia mortalidad. Se dice que el artista se inspiró en el retrato barroco de Pieter Paul Rubens hizo del mito Saturno devorando a su hijo ( 1636 ). Ahora bien, la versión de Goya es mucho más oscura en todos los sentidos.

La mirada de los ojos desorbitados de la divinidad sugiere locura y es inquietante que no parezca preocuparle el horrible acto que comete. Por otro lado, se tiene constancia de que, en la imagen original Saturno mostraba el falo parcialmente erecto. En 1823, Goya se mudó a Burdeos. Más tarde volvió a España, pero pronto regresó a Francia donde murió en 1818.


Mercedes Tamara 
15 -marzo-2013


Bibliografía : Goya, Edit Biblioteca El Mundo

lunes, 11 de marzo de 2013

LA NIÑA ENFERMA DE CHRISTIAN KROHG

LA NIÑA ENFERMA 1880-1881
La niña enferma
óleo sobre lienzo 120x 105,5cm
Nasjonalgalleriet, Oslo




El artista noruego Christian Krohg ( 1852-1925 ) fue un pintor y escritor realista que quiso plasmar los puntos débiles de la sociedad, centrándose en los problemas  de los pobres y de los enfermos, como vemos en La niña enferma . Su conciencia social se consideró una infamia cuando, en 1886, Krohg publicó su novela Albertine la historia de una muchacha pobre que se convierte en prostituta, edición que , a raíz del escándalo , fue confiscada por la policia. 


Sin embargo, iba a ser su discípulo Edward Munch quien le superaría en fama y llegaría a ser el pintor más relevante de su país . De 1909 a 1925  Krohg fue director  de la Academia de Arte de Oslo, dio clases a Much y se convirtió en su amigo, mentor y acérrimo defensor, sobre todo cuando la obra de Munch también titulada La niña enferma, 1885, recibió malas críticas por el innovador enfoque psicológico  de los sentimientos que nacieron en el artista a causa de la muerte de su hermana  Sophie.




La niña enferma de Krohg muestra a una chiquilla envuelta en una casta blusa blanca y en una manta. El blanco inmaculado que la rodea realza la palidez mortal de su rostro. La piel enrojecida de sus párpados destaca ante la presencia de la rosa que la pequeña sostiene como un rosario y cuyas hojas se desprenden cual  gotas de sangre sobre la manta. Es una niña a la que dispensan todas las atenciones posibles, sentada en una gran butaca cuya forma insinúa al espectador que quizás la criatura nunca llegue a tener las curvas de una mujer adulta . Sin embargo, a pesar de los cuidados dispensados , Krohg recuerda al espectador que la muerte y la enfermedad nos hacen a todos iguales


Mercedes Tamara 
11-marzo-2013

Bibliografía ; 1001 Pinturas que hay que ver antes de morirse, Edic Grijalbo