miércoles, 18 de abril de 2012

EL MUNDO DE CHRISTINA DE ANDREW WYETH

EL MUNDO DE CHRISTINA  1948


El mundo de Cristina
témpera sobre madera con imprimación
81,9X 121,3 cm
Nueva York, The Museum of Modern Art 






Andrew Wyeth goza de un nutrido grupo de admiradores , que le consideran un " painter for the people " , un pintor de pueblo. Para la crítica profesional y en el mejor de los casos , apenas si pasa de ilustrador con talento. Un fenómeno bastante sorprendente en el mundo del arte , pero en este  caso concreto particularmente instructivo. El artista , benjamín de la familia del pintor N C Wyeth , estudió desde los 15 años en el taller de su padre ; a los 18 se dedicó por completo a la pintura , y a los 20 celebró su primera exposición.


Su obra, compuesta a primera vista de hermosas y simples imágenes y de paisajes arquetípicos de una idilíca campiña norteamericana que nunca ha existido , ocupa un lugar de honor en la memoria colectiva y está profusamente representada en los museos , y sin embargo- o quizás precisamente por ello-despierta suspicacias entre la crítica.  Wyeth ha creado con sus cuadros una mitología inconfundible y un concepto único y fantástico de los paisajes del continente americano . Estos,a su vez, pasan a ser la superficie sobre la que proyectan todas las amenazas y peligros que acechan en la gran urbe, némesis clásica de la sencillez rural . El sano mundo de prados y  trigales ,de cabañas rusticas y desvencijados  pajares en el entorno rural de la costa este es una típica idealización del americanismo :" land of the free and home of the brave " ( la tierra de los libres , el hogar de los valientes ).

Un cuadro en particular del artista , profundamente arraigado durante toda su vida en el estado de Maine,escapa a toda crítica En El mundo de Christina , su obra más conocida , el idílico paisaje es tan sólo hermosa apariencia , un velo de ilusiones tras el que se oculta la realidad . La joven tendida deespaldas al espectador sobre un mar de hierba da la impresión de estar relajada , pero sólo a primera vista. Está lejos del sendero , que tras trepar un montículo , conduce hacía una casa a cuya izquierda , a cierta distancia , puede verse  un pajar . No es necesario saber que la muchacha es Christina Olson , vecina inválida y amiga del matrimonio Wyeth para comprender que la distancia que la separa de su hogar resulta insalvable.

El verdadero interés artístico de la obra radica en la técnica pictórica , en el trazo . Tras numerosos estudios previos Wyeth conjura con absoluta exactitud un paisaje sobre el lienzo que resulta de inmediato comprensible . Con todo, el realismo cambia de inmediato a otro plano en una sutil ,casi imperceptible superrepresentación . Pese a la exactitud de la imagen representada, el autor sabe de sobra que ésta no puede existir como tal. Al plasmar con realismo personas y objetos sienta las bases para el tipo de contemplación que pretende ver esta naturaleza bajo otra luz.

Esta ambigüedad del mundo plácido y contemplativo resuena en la obra de Wyeth plasmada con técnica y habilidad sublimes . La belleza supone para él un escenario tras el que se esconde la realidad . El artista ha sabido retratar las contradicciones de su país- la inexistencia,por ejemplo ,de un idilíco espacio rural como el del cuadro- en extraordinarias imágenes .Quien rehusa sucumbir a su atractivo corre el peligro de renunciar a parte de la realidad.


" En la representación de la casa,
 sus ventanas se convierten casi
 en ojos o partes del alma ,para mi,
 cada ventana representa una parte
de la vida de Christina"

Andrew Wyeth

Mercedes Tamara
18 abril 2012


Bibliografía ; 1001 Pinturas que hay que ver antes de morirse, Edic Grijalbo

sábado, 14 de abril de 2012

RETRATO DE LA CONDESA MATHIEU DE NOAILLES DE IGNACIO ZULOAGA Y ZABALETA

RETRATO DE LA CONDESA MATHIEU DE NOAILLES  1913

Retrato de la condesa de Mathieu de Noailles
de Ignacio Zuloaga Zabaleta

óleo sobre lienzo 152x195 cm
Museo de Bellas Artes de Bilbao


La princesa Anna-Elisabeth de Brancovan ( 1876-1933 ) parisina de origen greco-romano , contrajo matrimonio en 1897 con el conde Mathieu de Noailles de quien adquirió el nombre y el título nobiliario .



Dedicada a la poesía , la condesa Anna Mathieu de Noailles obtuvo su primer triunfo con Le coeur innombrable en 1901 y llegó a conseguir en el mundo literario francés ,mediante unas obras poéticas muy refinadas en la  que reflejaba fundamentalmente la vida mundana y sus estados de espíritu , el difícil éxito como escritora.

Consolidada como uno de los personajes más interesantes de París de la Belle Époque, la condesa celebró en su casa uno de los " salones literarios " más prestigiosos del momento, donde reunió a buena parte del París intelectual , en el que ya,en 1913 , se encontraba Ignacio Zuloaga . Ese año durante el mes de julio como símbolo de admiración y amistad , el pintor acometió en su estudio el retrato de la poetisa.

Zuloaga, sigue la representación característicos de sus retratos, divide el lienzo en dos planos.La condesa aparece en primer término , reclinada sobre un diván , donde ese año por motivos de salud recibía habitualmente a sus invitados,
interrumpiendo momentáneamente su lectura .


En esta" pose allongée " una fuerte iluminación destaca su presencia , mientras su vestido , compuesto por gasas y tules  rosas-malvas y anaranjados , se encuentra resaltado por el contraste cromático del raso verde del diván. Su busto se erige vigorosamente y está enmarcado por su oscura cabellera , que, junto a sus labios , su mirada y sus rasgos orientales acentúa la sensualidad expresiva e intelectual de la condesa y, con ello,la profundidad psicológica . Sin embargo, la seducción física de su cuerpo ha sido anulada por las sueltas vestiduras " que
Zuloaga estiliza como conviene a su arabesco ".

El segundo plano , realizado a modo de telón de fondo , anula toda la intención de perspectiva . Zuloaga, a diferencia de algunos de sus retratos más característicos, prescinde aquí de todo lo  simbólico y opta por un celaje flanqueado por pesados cortinajes, subrayando así su carácter escenográfico y enalteciendo aún más
a la poetisa. Por último, el pintor dispone sobre una mesa unos libros , que evocan la profesión de la representada , un collar de perlas, distintivo de la pasión y un jarrón de rosas, símbolo del amor. Un pequeño compendio simbólico de la producción artística de la condesa y que es, a su vez, una reintenpretación del tema dela vanitas del barroco español.

Mercedes Tamara
14 abril 2012



                     

Bibliografía . 1001 Pinturas que hay que ver antes de morirse, Edic 
                                 Grijalbo

                                 Artehistoria