sábado, 21 de febrero de 2015

EL APÓSTOL SANTO TOMÁS DIEGO DE VELÁZQUEZ

EL APÓSTOL SANTO TOMÁS 1618-1620
El apóstol Santo Tomás
óleo sobre lienzo 94 x 72 cm
Colección Musée des Beaux Arts d´Orleans



El modelo que utilizó Velázquez para esta pintura es el mismo o está muy estrechamente emparentado con el que utilizó para otras figuras que pintó por los mismos años . Santo Tomás no luce aquí el halo indicador de su santidad , ni siquiera el resplandor que a la vez sirve para despegar pictóricamente la cabeza de la oscuridad del fondo . Velázquez utiliza en esta ocasión un muy fino perfilado claro de separación en la parte posterior de la cabeza . El libro, atributo común de los apóstoles como propagadores del Evangelio , es aquí un gran infolio con cubiertas de pergamino y los cordoncillos sueltos , zizagueantes en el espacio, el santo lo sostiene por el centro con una sola mano y muy abierto ya que está exponiendo su contenido ya que está predicando . Con la otra mano sujeta el atributo de la lanza , símbolo de su legendario martirio , a la par que rememoración del paisaje evangélico relativo a su incredulidad ( Juan 20 19.20 ) , a su afirmación de que no creería en la resurrección de Cristo , si antes no metía la mano en la llaga de su costado (producida por la lanzada de la crucifixión ).

El apóstol Santo Tomás es uno de los cuadros donde se evidencia más claramente la influencia caravaggista de toda la producción de Velázquez . El encuadramiento sitúa al espectador muy encima de la figura , intensificando la fuerza de la presencia de ésta, si se cerrara algo más de la ventana del cuadro , la cabeza del protagonista y la extremidad del libro habrían quedado inadmisiblemente tangentes a los bordes, sí no cortados , como ya ocurre en la punta de la lanza , que queda fuera del campo visual . Y la potente iluminación unifocal que somete rigurosamente a su ley la totalidad de los visible , aumenta más la sensación de realidad . Desde la grandiosa agitación " geológica " del manto hasta la diminuta proyección de sombra que la falange de su dedo pulgar deja caer sobre el blanco del libro , desde un brillo fugaz de un labio hasta el duro corte triangular de luz que incide en el cuello del santo, todo responde a la lógica de la apariencia de las cosas naturales en un instante de la iluminación . Estas son palabras que entran en definiciones de etapas más próximas a nosotros , como el impresionismo. Algo que no debería extrañar , puesto que este Santo Tomás , como otros cuadros sevillanos de Velázquez le revelan ya encarrilado por una vía de desarrollo coherente que, asimilando sus desvíos, con una inteligencia crítica extraordinaria , otras experiencias de cultura pictórica no tardará mucho ( diez o doce años ) en cuajar y cosas tan nuevas y avanzadas como los " preimpresionistas " .

El cuadro está regido por la dominante tonalidad ocre del manto en consonancia cromática con las manos y la cabeza atezadas , con el pergamino del libro, con la gruesa diagonal de la lanza . La punta metálica de ésta , lo poco de la túnica que asoma por el cuello y el pecho y que se hace indistinguible abajo , y el blanco del libro y del mínimo borde de la camisa que asoma bajo la manga , son las notas discretas que puntúan este reinado del ocre . En conjunto, buen compañero , en tono solar, del pardo más atenuado y severo que domina el San Pablo de Barcelona.

La calidad de la factura que acredita la cabeza y las manos ( la derecha más atezada que la izquierda , porque así se veía en aquel momento de luz ) son de una potencia plástica sin rival en el ámbito de Caravaggio , a no ser Ribera, de quien sin duda Velázquez ya había visto obras de provecho . También hay que destacar el magnífico libro , marcador de profundidad del espacio , prodigio de descripción veraz, en eas páginas que se han ido separando por la apertura desconsiderada del volumen y dan entrada entre ellos a filos de luz 

Mercedes Tamara
21-02-2015

Bibliografia : José Milicua ( autor del texto ) del libro :Caravaggio y la pintura realista
                     europea MNAC

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