NIÑOS COMIENDO DE UNA TARTERA 1670-1765
|
Niños comiendo de una tartera óleo sobre lienzo 123,3 x 102 cm Munich, Alte Pinakothek
El tipo de pintura de género infantil que Murillo pinta en la década de los años setenta está bien representado en la Alte Pinakothek a través de tres obras de gran calidad entre las que se encuentra este óleo.
Aunque la atmósfera del cuadro puede recordar a Niños comiendo uvas y melón , pintado más de quince años antes y también en el mismo museo ,hay notas que diferencian las dos obras. Si los personajes de la pintura más antigua eran espléndidos modelos de pintura naturalista , ahora los niños que comen de la tartera son figuras más idealizadas, pintadas con mucha más gracia.
Con todo, la caracterización psicológica de los personajes es igualmente verídica, siendo éste uno de los aciertos de Murillo a la hora de pintar escenas infantiles. Asimismo , el espíritu alegre pero con notas de melancolía de los dos niños harapientos del primer cuadro de Munich ha dado paso a un optimismo infantil , que estará muy en boga en la pintura del siglo XVIII ,y, convertirá a estas pinturas en auténticos tesoros para coleccionistas.
Si en el primer cuadro de los dos golfillos comían con glotonería hasta hartarse porque habían dado con un melón y unas uvas, ahora han convertido el festín en un verdadero juego , porque nada parece faltarles, como indica la cesta de frutas y el pan del primer plano . El de la izquierda pretende meterse un trozo de pastel en la boca desde una cierta distancia , mientras su compañero lo contempla divertido y expectante. Junto a los chiquillos, el perro, compañero inseparable de los niños en este tipo de pinturas, permanece atento a ver si cae algún pedazo de pastel. La diferencia estilística entre los dos cuadros mencionados es también notable . Esta pintura es más colorista, de iluminación más cálida y pincelada suelta que desdibuja los contornos
Bibliografía : Murillo , " Biblioteca El Mundo "
Mercedes Tamara
1.09-2014
|
Después de algún tiempo de incomprensión
ResponderEliminary olvido, manifestado especialmente a
comienzos del siglo XXI, la figura de
Murillo ha recuperado su justa valoración,
lejos de los delirios decimonómicos que lo
colocaban en la cúspide de la ceatividad
artística, pero distante también de la condición
de pintor almibarado y relamido que se
otorgaba hace ahora cien años.
Para mantener esta apreciación equilibrada
es necesario, sobre todo, partir del
conocimiento de las circunstancias
históricas , sociales, económicas,
religiosas que se dieron en Sevilla en
el tiempo que vivió y pintó Murillo y
también saber luego apreciar las
vicisitudes de su fama en épocas
posteriores, cuando su obra proyectó
con fuerza sobre el gusto artístico
de los siglos XVIII Y XIX