sábado, 28 de julio de 2012

COLUMPIO DE JEAN-HONORÉ FRAGONARD


EL COLUMPIO 1767

El Columpio
óleo sobre lienzo 81x 64, 2 cm
Londres, The Wallace Collection




El padre de Fragonard era zapatero y curtidor . Siendo todavía un niño , Fragonard llegó a París y trabajó como ayudante de un notario , al que no pasó inadvertido el talento artístico del joven . En 1747 comienza su aprendizaje con Chardín y un año más tarde continúa con Boucher , quien no le había admitido antes por falta de preparación. Este le inscribe en el concurso del Premio de Roma del año 1752 y Fragonard obtiene el codiciado premio .

Después de trabajar tres años en la Ecole de élèves protégés bajo la dirección de Van Loo y de estudiar con gran interés la pintura holandesa , es admitido en la Académie de France en Roma, Fragonard viaja por Italia y, de regreso a París, presenta a la Academia su solicitud de admisión , que es aceptada. Pero pronto renuncia a su puesto en una institución que va en contra de sus intereses artísticos y de sus tendencias mundanas . Los temas de las pinturas  realizadas entre los años 1765 y 1770 son ante todo eróticos y galantes , aunque también  pinta paisajes y retratos . Fragonard no tuvo mucha suerte con clientes prominentes como Madame Dubarry , que prefirió a Vien.

En su última fase creativa , Fragonard siguió siendo el gran colorista que siempre fue . En sus cuadros como El juramento del amor ( Orleans, Musée de Peinture et de Sculpture )  La ofrenda de la rosa ( Buenos Aires, Museo Nacional de Arte Decorativo ) se observa claramente la vehemencia clasicista del artista . Fragonard sobrevivió a la Revolución  Francesa gracias a la protección de David, pero la nueva generación no supo qué hacer con una estética que, al fin y al cabo, todavía seguía la directrices del rococó . Tras tener que abandonar su residencia en el Louvre de 1806 murió aquel mismo año completamente 
olvidado.

Se balancer significa " columpiarse " en francés . Y el balanceo, el equilibrio, es el tema de este lienzo, que se convirtió en el símbolo de toda una época , pues el rococó fue un único ejercicio malabar, siempre en peligro de despeñarse por su gracia teneraria. También aquí el pintor es un equilibrista , que sortea el peligro con elegancia. La escena es inequívoca, pero la intención aparece velada, como si se tratase de algo fortuito . El joven galán se encuentra tumbado a los pies de un monumento coronado por Cupido , como si se hubiera  tropezado y caído entre los arbustos; y la vista bajo las faldas hinchadas de la muchacha   que se columpia parece ser igualmente casual. Pero esta escena es más que un mero juego de voyeurismo o exhibicionismo . La faz del joven tumbado sobre el rosal se ilumina como si se reflejara en ella una fuente invisible de luz, como los santos testigos de una visión  celestial . Pero, en verdad de una verdad divina , lo que se revela es humano: las alegrías que se prometen son de naturaleza puramente terrena.

El lienzo lo había encargado un rico barón, como homenaje a su amante . Pero Fragonard expresa más que la sumisión del admirador y la belleza de la adorada. La bella joven  tiene la mirada fija: los ojos de su rostro rosado parecen de cristal. Lo que aquí sucede  simboliza un punto culminante , que también lo ha alcanzado el columpio: un instante más tarde volverá a caer, atraída por el hombre de mayor edad que aparece en la oscuridad; es un segundo de arrobamiento erótico tan voluptuoso y frágil como el rococó mismo

Mercedes Tamara
28 julio 2012

Bibliografía : El Rococó, Edic Taschen


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